
Por Mónica Palma Vergara – Diseñadora Paisajista-U. de Chile
Vicepresidenta Ejecutiva Corporación Patrimonio y Paisaje.
Vicepresidenta Ejecutiva Corporación Patrimonio y Paisaje.
Consultora Estudios y Proyectos del Paisaje.
Docente U. Central de Chile / Universidad Tecnológica de Chile.
Santiago, ¿podrá volver al color de la esperanza?
Santiago, ¿podrá volver al color de la esperanza?
Todo proyecto contiene un sueño. Soñar moviliza las ideas y las ideas se potencian con el conocimiento y la creatividad humana. Con esta férrea alianza podemos reinventar una nueva forma de abordar la planificación de nuestro espacio común: Santiago.
Cuando pienso en Santiago, mi memoria evoca una gran mancha urbana en permanente expansión. Al observarla constato el paisaje natural y majestuoso que nos brinda la Cordillera y al mismo tiempo el desequilibrio ambiental producto del irrespetuoso paso de la modernidad.
Cuando pienso en Santiago, mi memoria evoca una gran mancha urbana en permanente expansión. Al observarla constato el paisaje natural y majestuoso que nos brinda la Cordillera y al mismo tiempo el desequilibrio ambiental producto del irrespetuoso paso de la modernidad.
Edificios fastuosos alzados como fríos símbolos del desarrollo, reemplazan a la tradicional casa de un piso dejando sepultada la vida del barrio. Pero no solo eso. La casi brutal intervención del paisaje urbano ha cambiado bruscamente nuestra relación afectiva con la ciudad.
¿Quién no ha experimentado la sensación de no pertenecer a este espacio, luego de una corta ausencia? ¿Quien no ha sentido que el rascacielos, la autopista, la empinada antena celular plantada por doquier, le arrancó un pedazo de su cultura, de su identidad, de su hábitat? ¿Cómo conjugar el necesario desarrollo y mejoramiento material de nuestra capital con la esperanza de vivir en una ciudad cálida, amiga de sus habitantes, cobijadora de la vida y, orgullosa de su Paisaje?. He ahí mi gran desafío profesional y sin duda el de los profesionales del paisaje, que actuamos en el espacio urbano y extraurbano, en los distintos ámbitos y escalas.
En el plano de la enseñanza, mi desafío como docente, es formar profesionales capaces de reflexionar y analizar críticamente sobre el impacto que tiene en la vida de las personas las aceleradas transformaciones del paisaje urbano.
En el plano de la enseñanza, mi desafío como docente, es formar profesionales capaces de reflexionar y analizar críticamente sobre el impacto que tiene en la vida de las personas las aceleradas transformaciones del paisaje urbano.
La vegetación urbana, por ejemplo, es un elemento de equilibrio, armonía y calidad ambiental que favorece, promueve y condiciona positivamente las actividades humanas. Intervenir la ciudad sin tener meridianamente clara la estrecha relación entre Ambiente- Estructura Vegetal- Uso y Actividad Social en los espacios abiertos de la urbe es atentar contra la calidad de vida de los habitantes/ ciudadanos que, cotidianamente, se desplazan por sus calles en dirección ya sea al trabajo o, a la plaza pública para tomar un descanso.
Entre otros aspectos, los espacios verdes urbanos aumentan las potencialidades ambientales, los beneficios sociales y económicos. Las áreas verdes mejoran la calidad de aire que respiramos, al actuar como verdaderos filtros de los gases tóxicos expulsados por los vehículos. En este sentido, la conservación y ampliación de territorios verdes en las ciudades son un aporte sustantivo al mejoramiento de la salud de las personas.
Desde la óptica de la planificación urbana, propongo reconocer que Santiago se merece volver al color Esperanza. Ello implica la re- valoración y el re-conocimiento del potencial social y ambiental de los sistemas verdes para nuestra metrópolis.
Entre otros aspectos, los espacios verdes urbanos aumentan las potencialidades ambientales, los beneficios sociales y económicos. Las áreas verdes mejoran la calidad de aire que respiramos, al actuar como verdaderos filtros de los gases tóxicos expulsados por los vehículos. En este sentido, la conservación y ampliación de territorios verdes en las ciudades son un aporte sustantivo al mejoramiento de la salud de las personas.
Desde la óptica de la planificación urbana, propongo reconocer que Santiago se merece volver al color Esperanza. Ello implica la re- valoración y el re-conocimiento del potencial social y ambiental de los sistemas verdes para nuestra metrópolis.
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