Desde la Arquitectura del Paisaje
y la vivencia como habitante del Km. 0 de Chile hace 13 años.
Por Mónica Palma Vergara.
A medida que pasa el tiempo, voy queriendo más y más este centro que empecé a conocer el año 1998, el cual forma parte ya, de mi Paisaje Raíz, luego de vivir gran parte de la vida en provincia, nacida en Talca, y vivido parte de mi infancia y adolescencia en Curicó, luego en Santiago en parcela de 10.000 m2 en la querida Peñalolen, para después habitar en la comuna de Providencia en pleno barrio de Pedro de Valdivia. Ahora, en el KM 0, con un habitar por dentro de mi espacio privado de grandes vivencias en mi casa estudio y un afuera muy diverso en lo público, donde la opción de intimidad o sociabilidad, coexisten en armonía, sabiendo buscar y valorar espacios, momentos. Experimento a diario la diversidad social, cultural, espacial, ambiental, funcional. En este lugar no sabemos de inundaciones ni riesgos asociados, como en otros barrios del gran Santiago. Todo lo que necesito lo tengo a menos de 4 cuadras a la redonda, por ello se ahorra tiempo, dinero y energía. En mis intereses profesionales tengo la ventaja de usar mucho mejor mi tiempo, lo mismo que la cercanía en una de las universidades donde me desempeño como académica, Facultad de Arquitectura, urbanismo y Paisaje de la Universidad Central.
En lo perceptual como habitante urbano, experimento las escalas espaciales de mi casa- taller, calle, barrio, ciudad y paisaje, las vivo intensamente, por la existencia de la plaza y el paisaje urbano y natural del entorno que domino visualmente, pese a los impactos negativos de la ciudad. Basta con asomarme por mi balcón del 6º piso, para ver la plaza, el atardecer, las noches de luna, sentir aromas de mi jardín colgante, ver iglesias y edificios patrimoniales, los cerros de Renca, el San Cristóbal y la cordillera de los Andes. Tengo el privilegio de escuchar la música de los jueves y domingos en el odeón, los espectáculos de diversos tipos, entre el baile, desfiles, los ensayos de grandes artistas y sus presentaciones, ver al ballet y escuchar a las orquestas, las ferias, el teatro y tantas otras instancias culturales más. Basta con cruzar la plaza para entrar a otros mundos, todos distintos, según la dirección que decida tomar.
Disfruto recorriendo el centro, siento la sensación de la libertad que se tiene como peatón, caminando con diversos objetivos, o simplemente dejándome llevar, percibiendo y descubriendo patios y jardines aun existentes, los paseos peatonales, galerías y rincones - refugios amables para para disfrutar un buen café y bulevares aún incipientes, yendo al mercado los días sábados y a la vega los domingos.
En síntesis, son muchas las ventajas, como no depender del vehículo, tener el metro a la puerta, disponer de espacios a escala humana, acceder a los mejores lugares adonde abastecerse y a los mejores precios, habitar en la parte patrimonial de la ciudad implica ser partícipe de grandes momentos en la vida ciudadana, tener la posibilidad de acceder a lugares donde se cultiva la cultura y el arte, tener también la posibilidad de cultivar un maravilloso jardín en el 6° piso, que es mi paraíso de 100 m2 al aire libre...que me brinda belleza, salud y me aporta cobijo.
Allí cultivo vegetación nativa como la Tara (Caesalpinia spinosa) , el Mayu (Sophora macrocarpa), la Palmera chilena (Jubaea chilensis), el Quillay (Quillaja saponaria), el Chagual (Puya chilensis), el Litre (Lithraea caustica), el Espino (Acacia caven), el Chañar (Geofrea decorticans), el cactus San Pedro, el Arrayan (Myrceugenia apiculata), el Maiten (Maytenus boaria).
También especies exóticas o introducidas como Brachichitos, Kolreuteria, Ciruelo de flor, Granados, variedades de Pitosporos, Melia, Pimiento, Jacaranda, Alcornoque, Algarrobo europeo, Madreselva, Flor del pájaro (Strelitzia sp.), Plumbago, Chirimiyo, Limón, Ficus, Ailantus, Vilca (Acacia visco), Palmera abanico (Trachicapus fortunei y Whashingtonia filifera) y Palmera de las Canarias (Phoenix canariensis), Variedades de Filodendros, Poinciano, Jasmines, Sheflera, Pelargonio, variedades de Suculentas y Cactáceas destacándose distintos tipos de Aloes y Agaves, Agapanto, Cipres, Tuya, Coculus trinervis, Ligustro, Aromo, Clivia, Cedrón, Mirto eurpoeo (Myrtus communis) Diamelo (Brunfelsia sp.), Rammnus alaternus, Pata de vaca (Bahuinia candicans). Enredaderas como la Bougaivillea, la Lantana camera y el Ampelopsis quinquifolia. Cubresuelos y herbáceas como Vinca, Magnesia, Rayos de sol, bulbos, Ruscus, Manto de Eva, Esparragueras, Billbergia spp., Achiras (Canna indica), Don Diego de la noche (Dengue) entre otras. En proyecto este verano está la formación de una huerta orgánica urbana experimental en pleno centro, con hierbas medicinales y culinarias, además de algunas comestibles de temporada.
Toda esta experiencia constituye en lo ambiental un buen referente para la vegetación a cultivar en zona centro de Santiago y en condiciones limitadas de espacio, en pequeños jardines urbanos o en macetas, y en los actuales proyectos de muros y techos verdes, green roof o Ecotechos. Todas las posibilidades forman parte fundamental para la habitabilidad del centro por presentar indicadores de contaminación del aire considerables en ciertas épocas y de replicar en cualquier barrio, para compensar impactos y falta de zonas verdes.
En resumen, mi parcela del 6° piso, es un verdadero laboratorio donde se van desarrollando las especies que mejor se adaptan y sustentan, además de las dinámicas posibilidades que se tienen al poder transformar los espacios, por su condición de ser un jardín transportable. Podría hacer tanto en las azoteas, balcones, terrazas y patios hasta convertir el centro en un verdadero vergel..., sé que es posible en tan diverso potencial. Las empresas inmobiliarias tienen por un lado, bastante que hacer y debieran ofrecer como compensación en sus proyectos el desarrollo y formación de parte de estos pequeños pero importantes ecosistemas, que en su conjunto se van potenciando entre sí y de verdad hacer de la renovación urbana una oportunidad para mejorar el paisaje de los barrios. Por su parte, los organismos públicos debieran exigir calidad y cantidad de zonas verdes, y que los proyectos cumplan con los parámetros esperados de sustentabilidad.
Conclusión: mis paisajes del campo, la provincia y la parcela los llevo siempre dentro y adonde quiera que esté o que viva, en cualquier escala, lugar y tiempo.
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